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Rabino Mario Gurevich
Beth Israel Synagogue, Aruba
Comenzamos esta semana la lectura y el estudio del tercer libro de la Tora, Vaykra o Levítico.
El texto contiene toda la legislación sobre el culto de sacrificios y las funciones de los sacerdotes por lo cual también fue llamado Torat haKohanim, o Ley de los sacerdotes.
No hay en el casi ningún relato histórico, solo la árida enumeración de transgresiones y rituales de expiación y purificación, lo cual lo vuelve un texto denso, que difícilmente captura la atención del lector.
Aun en épocas del Templo este texto fue objeto de debates álgidos, puesto que los Saduceos opinaban que su contenido, particularmente todo lo relacionado a las purezas e impurezas rituales obligaban únicamente a los sacerdotes mientras que los Fariseos opinaban que la Ley cobijaba a la totalidad del pueblo de Israel.
Esta fue finalmente la opinión que prevaleció aunque debe destacarse que la destrucción del Templo implicó la casi total obsolescencia de sus mandamientos que fueron más tarde reemplazados por formas más abstractas y sutiles de culto: la oración, la mesa familiar, los símbolos.
Entonces cabe preguntarse, cual es el sentido de continuar leyendo año tras año esta enumeración legal que difícilmente tiene algún sentido para nosotros?
Creo que la respuesta la encontraremos en la primera palabra del Texto: Vaikra, “y llamó”.
Dice el texto: “Y llamó Dios a Moisés…diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles…”
Es Dios quien llama. Más allá de la discusión bizantina sobre si Dios creó al hombre o este a Dios, quien llama, quien se acerca es Dios.
O como lo diría el Rabino Abraham Joshua Heschel en una obra monumental:” Toda la historia humana, según se describe en la Biblia, puede resumirse en una frase: Dios en busca del hombre.”
Para qué nos llama Dios? Dios llama a cada uno de nosotros para hacer algo—nosotros debemos percibir que es.
La extensa lista de sacrificios, en hebreo Korban que proviene de la misma raíz de Karov, cercano, no tiene otro propósito que el de acercar al hombre a Dios, concientizarlo en esta relación tan asimétrica pero tan definitiva para la vida de los seres humanos sobre la Tierra.
En palabras de Heschel: “Nunca mas fuimos los mismos desde el día en que la voz de Dios nos arrebató en Sinai…Dios nos reveló su nombre y por su nombre se nos llama…Hay dos nombres hebreos para designar al judío: Iehudi cuyas tres primeras letras son las tres primeras letras del Tetragramon, el Nombre Inefable, e Israel, cuya última silaba, El, significa Dios en Hebreo.
Si podemos caracterizar a otras religiones como una relación entre el hombre y Dios, el judaísmo ha de describirse como una relación entre el hombre con la Tora y Dios…La Tora no es la sabiduría de Israel sino su destino, no es nuestra literatura sino nuestra esencia”.
Volviendo a la llamada: ¿Y nosotros qué? Y más importante: ¿qué podríamos llegar a ser si respondemos a la llamada de Dios?
Dios llama a cada uno de nosotros para hacer algo. La mayoría de nosotros trabaja y juega en todas partes del mundo. Dios nos está llamando a hacer algo allí. Puede ser con nuestra familia, trabajo, búsqueda recreativa, o aquí en la sinagoga o la comunidad.
Dios nos está llamando a cada uno para construir su reino aquí en la tierra de alguna manera. Dios nos puso aquí por una razón.
Tal vez la pregunta de hoy seria: “¿Para qué te está llamando Dios?”
Shabat Shalom!
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We start this week the reading and study of the third book of the Torah, Vayikra or Leviticus.
The text contains all the legislation about the cult of sacrifices and the functions of the priests and, for this reason, it was also called Torat HaKohanim or the Law of the Priests.
In it we see almost no historical account, just the arid listing of transgressions and rituals of expiation and purification. Thus it turns it into a weighty text that is unlikely to capture the attention of the reader.
Even in Temple times this text was the target of heated debates, since the Sadducees felt that its content, in particular everything related to ritual purity and impurity bound only the Priests, while the Pharisees opined that the Law sheltered all the People of Israel.
This was the opinion that prevailed in the end, although we must point out that the destruction of the Temple signified the almost total obsolescence of its commandments , that were later replaced for more abstract and subtle forms of cult: prayer, the family table, the symbols.
Thus it makes sense to wonder: what is the sense of continuing to read, year after year, this legal enumeration that hardly makes any sense to us?
I think that we find the answer in the first word of the text: Vayikra, “ And He called”.
The text says: “The Lord called Moses…..saying: Speak to the Israelite people and say to them…”
It is God who is calling. Beyond the Byzantine discussion whether it was God who created man or the opposite, God is the one who calls, who gets closer.
Or, the way that Rabbi Abraham Joshua Heschel would express it in a monumental work: “All of human history as described in the Bible may be summarized in one phrase: God is in search of man”. (1)
What is God calling us for? God calls each one of us to do something – we have to perceive what it is.
The extensive list of sacrifices, in Hebrew Korban, a word that comes from the same root as Karov, close, has no other purpose than to bring man closer to God, make him more aware in this relationship, as asymmetric as it is definitive for the life of human beings on Earth.
In the words of Heschel:
"We have never been the same since the day on which the voice of God overwhelmed us at Sinai…God revealed His name to us, and we are named after Him…There are two Hebrew names for Jew: Yehudi, the first three letters of which are the first three letters of the Tetragram, the Ineffable Name, and Israel, the end of which, El, means God in Hebrew. If other religions may be characterized as a relation between man and God, Judaism must be described as a relation between man, with Torah and God… The Torah is not the wisdom but the destiny of Israel; not our literature but our essence". (2)
Returning to the call: How about us? More importantly: what might we become if we answered God’s call?
God calls each of us to do something. Most of us, all around the world, work and play. God is calling us to do something there. It can be together with our family, at work, on a recreational search, or here at the synagogue or community.
God is calling each of us to build somehow His kingdom here on earth. He put us here for a reason.
Maybe the present day question should be” “What is God calling you for?”
Shabbat Shalom!
Notes:
1. God in Search of Man: A Philosophy of Judaism A.J. Heschel, p.136 The Noonday Press
2.God in search of man: A Philosophy of Judaism, Rabbi Abraham J. Heschel, p. 167 The Noonday Press
Comentando la Parasha: Shabat Vaiakel Pekudei
Rabino Joshua Kullock
Comunidad Hebrea de Guadalajara, Mexico
El próximo lunes por la noche comenzará el mes de Nisan. Poco menos de 20 días faltan para que de inicio una de las festividades más trascendentes del calendario hebreo. Pero en realidad, para lograr que Pesaj nos atraviese y no nos pase por encima debemos prepararnos. Y es por eso, que por estos días debemos volver a trabajar sobre el ser judío, ser que se constituye en el hacer. Porque al igual que un músculo, si uno no trabaja sobre él, éste nunca se desarrolla.
Nisan es tiempo de trabajo personal, familiar y comunitario. Es tiempo de reunión. Y no por casualidad el nombre de una de las Parashiot que leemos esta semana lleva el nombre de “Vaiakel”, “Congregó”. Así como el pueblo de Israel se volvió a congregar luego de la crisis que significó el becerro de oro para inaugurar el Tabernáculo, así debemos reunirnos nosotros hoy, para inaugurar el desafío de educarnos para la libertad.
¿Será entonces casual que el día elegido para la inauguración del Mishkan haya sido un 1ro de Nisan, hace 3000 años?
Es interesante señalar respecto del Mishkan, que la Tora utiliza los mismos términos que fueron utilizados en la descripción de la creación del mundo. Y este detalle nos llama a la reflexión. Porque la Tora, a través de las mismas palabras y la misma estructura, nos quiere enseñar que el hombre, en comunidad, tiene la capacidad de crear. Tiene la libertad de crear. Pero esa libertad creativa debe ser responsable. Porque de la misma manera que le fue otorgada la posibilidad de crear y recrear mundos y moradas, el hombre construyó ídolos y falsos dioses. De la misma manera que descubrió medicamentos, dirigió sus esfuerzos a la construcción de bombas para la destrucción de millones de sus semejantes. Es por eso que debemos educarnos para la libertad, para una libertad que sea creativa y responsable.
Nisan es tiempo de revivir el Nes, el milagro de nuestros antepasados en Egipto. Y es tiempo también de volver a ver los Nisim que nos rodean. Tapados muchas veces hasta el cuello con todo lo malo que nos ocurre, nos olvidamos de agradecer por los milagros de la vida cotidiana. El tener un techo seguro, ropa y comida todos los días, y el estar rodeados por aquellos a quienes queremos, entre otros. Y son esos mismos milagros los que debemos multiplicar para poder ser y fortalecernos en comunidad. Para ello debemos prepararnos en estos días que nos separan de Pesaj. Porque entonces podremos llegar a la noche del Seder y abrirle la puerta a Eliahu, quien en su sentido trascendente no es un hombre que viene en un burro a tomar una quinta copa de vino, sino la Geula, la redención misma que se vuelve realidad cuando abrimos nuestra puerta a quien menos tiene. Es entonces que ya no esperamos a que Eliahu llame a nuestra puerta, sino que somos nosotros quienes salimos a buscarlo a él y, principalmente, a lo que él significa. Es en ese mismo espíritu que en cada una de nuestras mesas debemos levantar el pan para partirlo y compartirlo con aquellos que más lo necesitan, ya que son estas pequeñas grandes cosas las que constituyen el verdadero milagro. “Bejol Dor vaDor…” Generación tras generación – como dice la Hagada – debemos vernos y sentirnos saliendo de Mitzraim, vivenciando el milagro que acontece en presente continuo.
Con su llegada, Nisan nos vuelve a plantear un desafío. Quiera Ds ayudarnos a redescubrirnos en la posibilidad del milagro cotidiano. Y que podamos entonces crear y recrear de manera libre y responsable moradas para D’s, que no son otra cosa que moradas para todos los hombres.
Shabat Shalom!
Comunidad Hebrea de Guadalajara, Mexico
El próximo lunes por la noche comenzará el mes de Nisan. Poco menos de 20 días faltan para que de inicio una de las festividades más trascendentes del calendario hebreo. Pero en realidad, para lograr que Pesaj nos atraviese y no nos pase por encima debemos prepararnos. Y es por eso, que por estos días debemos volver a trabajar sobre el ser judío, ser que se constituye en el hacer. Porque al igual que un músculo, si uno no trabaja sobre él, éste nunca se desarrolla.
Nisan es tiempo de trabajo personal, familiar y comunitario. Es tiempo de reunión. Y no por casualidad el nombre de una de las Parashiot que leemos esta semana lleva el nombre de “Vaiakel”, “Congregó”. Así como el pueblo de Israel se volvió a congregar luego de la crisis que significó el becerro de oro para inaugurar el Tabernáculo, así debemos reunirnos nosotros hoy, para inaugurar el desafío de educarnos para la libertad.
¿Será entonces casual que el día elegido para la inauguración del Mishkan haya sido un 1ro de Nisan, hace 3000 años?
Es interesante señalar respecto del Mishkan, que la Tora utiliza los mismos términos que fueron utilizados en la descripción de la creación del mundo. Y este detalle nos llama a la reflexión. Porque la Tora, a través de las mismas palabras y la misma estructura, nos quiere enseñar que el hombre, en comunidad, tiene la capacidad de crear. Tiene la libertad de crear. Pero esa libertad creativa debe ser responsable. Porque de la misma manera que le fue otorgada la posibilidad de crear y recrear mundos y moradas, el hombre construyó ídolos y falsos dioses. De la misma manera que descubrió medicamentos, dirigió sus esfuerzos a la construcción de bombas para la destrucción de millones de sus semejantes. Es por eso que debemos educarnos para la libertad, para una libertad que sea creativa y responsable.
Nisan es tiempo de revivir el Nes, el milagro de nuestros antepasados en Egipto. Y es tiempo también de volver a ver los Nisim que nos rodean. Tapados muchas veces hasta el cuello con todo lo malo que nos ocurre, nos olvidamos de agradecer por los milagros de la vida cotidiana. El tener un techo seguro, ropa y comida todos los días, y el estar rodeados por aquellos a quienes queremos, entre otros. Y son esos mismos milagros los que debemos multiplicar para poder ser y fortalecernos en comunidad. Para ello debemos prepararnos en estos días que nos separan de Pesaj. Porque entonces podremos llegar a la noche del Seder y abrirle la puerta a Eliahu, quien en su sentido trascendente no es un hombre que viene en un burro a tomar una quinta copa de vino, sino la Geula, la redención misma que se vuelve realidad cuando abrimos nuestra puerta a quien menos tiene. Es entonces que ya no esperamos a que Eliahu llame a nuestra puerta, sino que somos nosotros quienes salimos a buscarlo a él y, principalmente, a lo que él significa. Es en ese mismo espíritu que en cada una de nuestras mesas debemos levantar el pan para partirlo y compartirlo con aquellos que más lo necesitan, ya que son estas pequeñas grandes cosas las que constituyen el verdadero milagro. “Bejol Dor vaDor…” Generación tras generación – como dice la Hagada – debemos vernos y sentirnos saliendo de Mitzraim, vivenciando el milagro que acontece en presente continuo.
Con su llegada, Nisan nos vuelve a plantear un desafío. Quiera Ds ayudarnos a redescubrirnos en la posibilidad del milagro cotidiano. Y que podamos entonces crear y recrear de manera libre y responsable moradas para D’s, que no son otra cosa que moradas para todos los hombres.
Shabat Shalom!
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