Parashat haShavua: YOM KIPPUR 5771


Rabbi Mario Gurevich
Beth Israel Synagogue – Aruba

En el día de Yom Kipur la lectura de la Tora nos ilustra sobre los sacrificios de este día en época del Templo –la lectura de la mañana- y las prohibiciones sobre las relaciones incestuosas en la lectura de la tarde.

La colorida descripción del sacrificio del “chivo expiatorio” hace perfectamente patente la compleja evolución de nuestros rituales hacia la abstracción y el simbolismo despojado de toda manifestación física.

En cuanto a la extraña lectura de la tarde, parece que servía de pública admonición ya que en la propia tarde de Yom Kipur las y los jóvenes de Jerusalém comenzaban a cortejarse con miras a los “shidujim” (parejas-compromisos) que se concretarían en seguida después de Sucot.

Definitivamente nada que ver con nuestro Yom Kipur ahora y aquí. Hoy, la atmosfera de nuestras sinagogas, las largas horas de ayuno y la letanía y repetición monótona y rítmica de nuestras oraciones tradicionales abren en el corazón la brecha por donde debe ingresar el perdón por nuestros actos y salir el perdón hacia nuestros ofensores.

No se trata solo de un proceso de reconciliación con Dios sino también con nuestro prójimo, llámese nuestra sociedad, nuestras familias, nuestras comunidades.

Rosh Hashaná, recién celebrada, nos permitió buscar las herramientas para convertirnos en mejores personas.

El desafío de Yom Kipur es utilizar dichas herramientas, siendo la principal de ellas la “Teshuvá”. Esta se define como arrepentimiento o retorno pero también significa respuesta y es más posiblemente todas esas acepciones al mismo tiempo.  

Teshuvá es mucho más que decir “lo siento”; ella implica un completo cambio de actitud, un reconocimiento de los errores pasados y el reconocimiento del hecho de haber perdido nuestro rumbo y desear regresar al amor de los nuestros y al amor de Dios.

Tal vez la fraseología descriptiva de Dios inscribiendo nuestro destino en Rosh Hashaná y sellándolo en Yom Kipur nos lleva a comprender que la vida es un tablero en blanco donde podemos escribir lo que queramos.

Podemos  usar nuestras vidas para convertirnos en personas de carácter realizando mitzvot o podemos permitir que los oscuros momentos de ira, egoísmo y enojo nos dominen.

Desde la perspectiva de Yom Kipur la elección es solo nuestra. El judaísmo no nos permite culpar a otros por nuestros errores; somos nosotros mismos quienes debemos aceptar la responsabilidad por ellos y asumirlos.

Que este día de Yom Kipur llene nuestros espíritus de sentimientos positivos y de honesta Teshuvá.


G’mar Jatimá Tová

Parashat haShavua: YOM KIPPUR 5771


Rabbi Mario Gurevich
Beth Israel Synagogue – Aruba

On Yom Kippur, the morning Torah reading instructs us regarding the sacrifices made on this day during Temple times,  and in the afternoon, about the prohibition covering incestuous relations.

The colorful description of the “scapegoat” offering clearly shows the complex evolution suffered by our rituals towards abstraction and symbolism, devoid of every physical manifestation.

Regarding the strange afternoon reading, it seems to have served as public admonition, since during the Yom Kippur afternoon itself, the young people in Jerusalem started to court each other with an eye to shiduchim couples-engagementwhich would be arranged shortly after Sukkot.

Definitely, this was nothing like our current Yom Kippur.  Today, the atmosphere in our synagogues, the long hours of fasting, and the litany and monotonous rhythmical repetition of our traditional prayers open our hearts, so that forgiveness for our acts may enter and our own forgiveness to those who have offended us may go out to them.

It is not just a process of reconciliation with God, but rather also with our fellow neighbors, be it our society, our families, our communities.

Rosh Hashanah, just last week, allowed us to search for the tools that would help us become better people.

Yom Kippur’s challenge is to make good use of those tools, namely that of TeshuvahTeshuvah is defined as repentance or return, but it also means answer; very likely, it holds all those senses at the same time.

Teshuvah is much more than saying “I’m sorry”.  It implies a complete change of attitude, an acknowledgment of our past mistakes and of the fact that we may have lost our way, as well as the wish to return to the love of our people and to the love of God.

Perhaps the descriptive phraseology of God inscribing our fate on Rosh Hashanah and sealing it on Yom Kippur, can lead us to understand life is a blank board, where we can write anything we want.

We can devote our lives to becoming people of character, doing mitzvot, or we can let the dark moments of anger, selfishness and annoyance rule over us.

From the Yom Kippur perspective, we alone must choose.  Judaism does not allow us to blame others for our mistakes; we ourselves have to accept the responsibility, and assume them as our own.

May this Yom Kippur fill our spirits with positive feelings and sincere Teshuvah.


G’mar Chatimah Tovah